En 1933 enterraron a un bella joven de sólo veinte años llamada Carmen en un
cementerio de Ávila, España. La joven, según decían, había muerto en extrañas
circunstancias. No se conocía el motivo de su fallecimiento, pero en el pueblo
se rumoreaba que había sido su propia hermana mayor, Angela, la que la había
asesinado.
Ángela era todo lo contrario a Carmen. Tenía un carácter totalmente distinto, antipático, y además no era bella como Carmen. Parecía constatada la envidia que Ángela tenía por su propia hermana, así que el rumor parecía un hecho más que probable.
Y ocurrió que desde el fallecimiento
de Carmen, Angela no volvió a descansar. Se cuenta que el espíritu de Carmen la
persiguió implacable en todo momento del día y de la noche, acosándola con aire
vengativo, recriminándole su fatal acto... el asesinato del que había sido
víctima por su propia hermana.
Al parecer, Ángela era la única que
podía oir a su hermana, la "sentía" en su propia cabeza, y cada
palabra pronunciada por el espíritu, le retumbaba en el cerebro produciéndole
más ansiedad y más pánico.
Desesperada por aquel tormento, Ángela
enloqueció y se ahorcó en un árbol a los diez meses de enterrar a su hermana.
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